Días después de mi cumple, hice mi revolución solar, como cada año con la hermosa Ana Marletta. Entre tantas cosas, lo que más resonó era que sería un año muy “capricorniano”. ¿Qué es eso? Logros sí. Pero a cambio de trabajo duro. OK, me pareció lógico.
A casi un mes de haber partido para India (y mes y medio de la revo) me empiezo a dar cuenta lo que significa. Mejor dicho, a vivir lo que significa. Arrancar tomando 6 vuelos para llegar, es un ejemplo bastante clarito.
En principio es algo a lo que no estoy acostumbrada.
Después de varios años de “corpo” y de esa cultura “del sacrificio”, me salí de esa matrix, de esa estructura. Y hace rato que empecé a aprender a fluir con lo que la vida me propone.
Si una situación, un lugar o una persona, se complica o se vuelve difícil, me salgo. (Si, bien sagi, lo sé).
“Por ahí no es”
“Si no fluye, no debe ser para mí”
“Lo que está destinado a ser, debería ser fácil”
“Sino, no es meant to be”.
¿Es tan así? ¿Tiene que ser siempre tan así?
Desde esa revo hasta hoy, éste, es uno de los temas que más da vueltas en mi cabeza. Últimamente me sobran preguntas que no tienen respuesta. Lo acepto, creo que es una forma de seguir creciendo. Aunque a veces duela hasta los huesos crecer.
Como me pasó con Caravan (el hostel que creamos con mi familia, uno de mis grandes sueños y amores, para el que costó muchísimo conseguir las habilitaciones gubernamentales) – a veces remarla garpa. A veces remarla (y mucho) nos lleva a concretar sueños. No me olvido de esto.
Así fue llegar a India. Tres días. 6 vuelos. Vacunas. PCRs. Declaraciones juradas. Formularios para cada país. Que (obviamente) se pierda mi mochila en el camino. Pero llegué. Estoy acá, practicando con Sharath, conociendo gente increíble y aclarando muchas cosas en mi cabeza.
Lo que cuesta también garpa.
Y ahora me pasa con la visa. Quiero extenderla. Quiero quedarme un mes más. Muchxs compañerxs lo están tramitando y logrando. A mi no me fluye. Lo intenté. Lo volví a intentar. Y en esa ando.
En ashtanga yoga, cuando una postura nos cuesta, la practicamos hasta 3 veces. Si no sale, seguimos fluyendo, no nos estancamos; ¿será que puedo (debería) trasladarlo a la vida también?
Al día de hoy, hice todo lo que podía hacer, y espero confirmaciones. Lo suelto porque no hay nada más que pueda hacer. Puede que salga, puede que no. Puede que salga y que no llegue a tiempo a cambiar mis pasajes de avión. Puede que salga y en el shala no haya más lugar. Puede que salga y que aún así, elija ir a pasar febrero a España como era mi plan original. O puede ser que en 24horas se resuelva la visa, el shala, el alojamiento y los vuelos.
¿Quién sabe?
No hay remate. No hay conclusión. Si hay más preguntas, hay cuestionamientos y hay creencias que cambian de a poquito en mi cabeza. Formas de pensar que empiezan a mutar, a modificarse, a mejorarse quizás.