La flexibilidad no es sólo doblarse sin lastimarse, es también, adaptarse a lo que nos pasa. Un cuerpo flexible, para una mente abierta. 

Creo que al final, tanto asana (posturas), tanto querer pasarnos las piernas atrás de la cabeza, tanto querer saltar y volar, o llegar a agarrarnos pies, talones… en fin; tanto poner el foco en el cuerpo, es solamente la forma que encontramos les yogis para llegar a una mente más flexible.

A una mente que no lucha contra todo, y que se entrega a lo que venga,
aceptándolo
abrazándolo
(aunque no sea exactamente lo que querías o lo que creias que querias)

Tener la sabiduría para ver lo mejor de cada situación, poder adaptarnos con amor y paciencia y al final, saber que todo (y todes) nos enseña algo. Y que la clave, está en poder encontrar ese aprendizaje. 

La flexibilidad se gana con paciencia, constancia, actitud, disciplina y amorosidad. 

En la parte física quizás las primeras veces que aprendemos un nuevo asana, no nos sale, nos caemos, no “llegamos”. Creo que la magia está en practicar, sin frustrarnos, dejando el ego de lado e intentando desapegarnos del resultado.
Obvio que no es fácil, pero me parece que es la mejor manera de seguir desafiándonos y encontrándole la vuelta, confiando en que en algún momento todo llega

Fuera del mat, muchas veces nos pasa lo mismo; cuando aparece una dificultad en la vida o nueva situación (inesperada o indeseada); la mente tiende a resistirse.

Nos cuesta el cambio, alejarnos de lo conocido y salir de la famosa “zona de confort”.

 

Gracias a la práctica de yoga, aprendemos y trabajamos nuestra flexibilidad física & también la de la mente

La mente va aprendiendo que una caída no es el fin, que el cuerpo se acomoda, y que en algún momento, si seguimos trabajando, practicando, siendo pacientes y amorosxs con nosotrxs mismxs, vamos a encontrar el equilibrio. Probablemente lo volvamos a perder. Pero tenemos las herramientas para volver a él, todas las veces que lo necesitemos.

Nota mental (o pueden bajarla a papel si les sirve como a mí para verlo cada día):
– practicar
– desapegarme
– confiar, todo llega. 

Para no olvidar por qué practicamos cada día, para no olvidar crear caminos más conscientes,
para no olvidar vivir con presencia plena.

Con amor,

Dani.