“El aprendizaje es el proceso a través del cual se modifican y adquieren habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores. Esto como resultado del estudio, la experiencia, la instrucción, el razonamiento y la observación” – Wikipedia.
Siento que podemos pasar mucho tiempo en la vida sin aprender cosas. Tantos años en la escuela y en la facu hacen que muchxs de nosotrxs no queramos saber nada con seguir estudiando.
Con los años, me doy cuenta que aprender no significa estudiar.
Si, si estudio puedo aprender.
Pero puedo aprender de muchas otras maneras también. Podemos aprender cada día de nuestra vida si nos lo proponemos.
Aprender de nuestros perros. Aprender de nuestra comunidad. Aprender de nuestro cuerpo.
Creo que un poco el tema va por si de verdad estamos abiertxs a aprender. Porque para aprender, muchas veces, es necesario desaprender, y no todxs estamos dispuestxs a eso.
Para aprender es necesario a veces hacer el ridículo. Es necesario exponerse. Es necesario poder ser vulnerables.
Esto me pasó con el surf. Me sentía grande para aprender un deporte nuevo. Nunca fui torpe, pero todos los deportes que practico los aprendí de chica. Es cierto que empecé mi práctica de yoga a los 26 (siendo “grande” también), pero nunca me sentí grande ni con miedos de aprenderlo (un poco subestimé la práctica debo confesar). Estás en un espacio chico, con tu maestrx, tus compañerxs.
El mar, en cambio, lo veía distinto. Enorme. Lleno de gente cool, canchera, haciendo algo (que yo creía) todxs habían aprendido de chicxs. Y la tenían re clara.
Y el día que fui a la primera clase, todo cambió. Sentí todo lo opuesto. Una profunda libertad de hacer algo que nunca en la vida había hecho y donde nadie tenía expectativas sobre mí. Donde nadie sabía si yo era deportista o no. Si era torpe. Si era flexible. Si tenía equilibrio. Nadie sabía tampoco, cuanto amaba (amo) el mar. Nadie esperaba que yo haga tal o cual cosa. Y desde ese lugar solté los miedos, las tensiones, las expectativas.
Solté. Y disfruté.
Y desde diciembre 2020 que cada vez que me meto al mar, suelto.
Me olvido de los miedos. De las tensiones. De las expectativas. Me olvido de verme bien, canchera, cool.
Me conecto con el hacer algo nuevo. Con el aprender. Con el mar. Conmigo.
Y de verdad lo encuentro impagable.
¿Cuántas veces nuestros bloqueos salen de nuestra propia mente?
¿Cuántas veces dejamos de aprender cosas por miedo? Miedo a vernos mal, ridículos, ignorantes. Qué lindo sacarse presiones, expectativas de como deberíamos ser, vernos, de qué deberíamos saber…. Y simplemente mandarnos.
Ir para adelante. Y aprender aprendiendo.